LLovía. Cuanto más fuerte mejor. Me gustaba oir el sonido de las gotas golpeando mi paraguas y las pisadas de mis botas rojas sobre los charcos.Me relajaba.Dejaba de pensar en todo para ponerme a pensar en nada. Me ponía bajo las grises cañerías rotas y el agua me golpeaba tan fuerte que apenas podía sostener el paraguas en pie. Mis pequeñas rodillas temblaban.Me reía. Disfrutaba.El gris de las nubes me hacía tropezar con cualquier cosa mientras caminaba por las calles por querer mirarlo en todo momento. Me gustaba ese color. Sobre todo en el cielo. Quería tumbarme sobre él. Pensaba que si pudiera subir hasta allí, lo podría hacer. Caminar por las nubes, descansar un rato, y luego volver a bajar.
Ahora sé que si subes es para quedarte allí y que el gris no solo es un color. El gris también soy yo. Y entonces deja de gustarme. Así de relativas son las cosas. Al menos para mí.
Y vives y sigues,y ríes y lloras. Y compras y gastas, y buscas sin encontrar.
Y te vacías y te vuelves a desbordar.
Y te das cuenta de que no tienes nada.
Tan solo un cielo gris sobre una cabeza llena de cosas y un banco donde colocarlas.
Ahora sé que si subes es para quedarte allí y que el gris no solo es un color. El gris también soy yo. Y entonces deja de gustarme. Así de relativas son las cosas. Al menos para mí.
Y vives y sigues,y ríes y lloras. Y compras y gastas, y buscas sin encontrar.
Y te vacías y te vuelves a desbordar.
Y te das cuenta de que no tienes nada.
Tan solo un cielo gris sobre una cabeza llena de cosas y un banco donde colocarlas.
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